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Cómo conseguir trabajo y no sucumbir en el intento

Por Inse
12 de Julio 2023

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Autor: Gustavo Gómez
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“¡Si dices no poder, ni lo intentes! Si por el contrario crees que puedes ya está hecho ¡Solo ve y concrétalo!” Selena Tzesenko

Se percibe al detalle; algo pasa a la hora de “dar el salto” hacia la búsqueda laboral; ya con matrícula en mano, sin excusas y con la clara necesidad de insertarse rápidamente en la tropa de los activos del mercado. 
Aquí el momento de la entrevista laboral aparece como un punto de inflexión entre los aspirantes:

  • Miedos
  • Inseguridades
  • Conversaciones internas no posibilitadoras
  • Las exiguas ofertas del mercado
  • La difícil situación actual
  • La edad 
  • La experiencia (por mucha o poca)

Y podría seguir con la lista de argumentos que operan como escollos seguramente poderosos para quiénes los esgrimen pero que son del todo nocivos para “conseguir trabajo”                                                                                                                                                                     

¿Cómo será entonces “dar el salto” hacia la inserción laboral si el proceso es percibido por tantos aspirantes de ese modo? 

 

La pregunta nos lleva espontáneamente a otra… Si siento miedo, estoy inseguro, si me converso que habrá candidatos mejores y pocas vacantes a ocupar, si creo que está difícil, etc., etc.; cuando llego a esa conversación que es la entrevista laboral ¿Qué puede percibir de mí el entrevistador? 
En otras palabras ¡Si siento que no puedo, difícilmente podré convencer a otro que precisamente me convoca a la entrevista para encontrar en mí evidencias de ese poder!
Me gustaría precisar 3 Claves para sortear aquellas Creencias No Posibilitadoras más habituales que obturan notablemente la concreción de esa meta entre candidatos a insertarse en el mercado laboral. Esto se da y cabe aclararlo, independientemente de su experiencia laboral previa y o edad del aspirante.   


La Asimetría de la Entrevista Laboral

La percepción general de aquellos que van a una conversación de este tipo es la de un encuentro ASIMETRICO en donde el entrevistador tiene algo para darme que por supuesto yo necesito y mi única misión es la de convencerlo que acceda a dármelo. Él tiene y yo necesito. Él examina y yo soy examinado. Él Posee el NO y eso lo empodera frente a mi necesidad ¡Yo las ganas y él la dadiva!
En otras palabras: Pensémonos por unos momentos extenuados tras abandonar las arenas de un desierto para arribar a la primera posta en busca de agua fresca. Quién la regentea es alguien que va a examinar si es dable o no que accedamos al manantial o simplemente diga “No”. Usted no es el indicado para tomar. 

Visto desde esta perspectiva ¿cómo podríamos sentirnos? Pareciera lógico llegar con miedos e inseguridades ya que la decisión del otro tendrá un valor fundamental para nuestras vidas.
Sin embargo esta mirada es tuerta porque nos condiciona sin antes prestar atención a la otra mitad de lo que se está jugando en una entrevista laboral. 


Esta mirada olvida algo tan importante como comprender que si bien el entrevistador es alguien que asoma como posible dador de un puesto laboral, también es alguien que necesita cubrir una vacante y  más aún, entre decenas de CV ha elegido el nuestro porque ¡potencialmente damos cuenta de su NECESIDAD!  Dicho esto, está claro que la conversación poco tiene de asimétrica y en verdad hay dos partes que se encuentran en la esperanza de cubrir expectativas mutuas. 
Dos son los que tienen la necesidad de cubrir su búsqueda. Dos los que tienen para dar y beneficiarse, para examinarse mutuamente y determinar si la ecuación resultará en Ganar-Ganar.                                                   

Yo estoy ahí porque tengo atributos potenciales y por eso fui elegido para esa conversación. Mi misión no será convencerlo de que acceda a darme u otorgarme nada sino demostrarle que lisa y llanamente poseo esos atributos para ocupar la vacante. Soy yo quien tengo lo que ellos necesitan y lo que me es otorgado es consecuencia de mi capacidad.

Como se verá, desde esta mirada aparece un doble desplazamiento que me hace cargo de los resultados de la conversación e inclina la balanza a una situación de obvia equidad que podría verse así: 

Derribar el Mito de la Asimetría

Derribar el Mito de la Asimetría es la Clave para disponer de una mirada diametralmente distinta, dando lugar a  otras emociones, más allá del miedo y la ansiedad. Será entonces la confianza y la ambición así como también otra interpretación del encuentro que nos ubica en el centro de las decisiones.                         

Soy parte de un posible acuerdo mutuo para el que me preparo entre otras cosas haciéndome preguntas: ¿Para qué voy a esta conversación? ¿Cuáles cuestiones voy a planificar previamente? ¿Qué quiero que pase? Y me hago cargo de los resultados. Y finalmente algo no menos importante desde esta perspectiva. ¿Qué estoy dispuesto a aceptar?  Y por tanto ¿Qué NO? 



Vacantes versus Candidatos (o el Pareto de las oportunidades)

El segundo argumento esgrimido con asiduidad radica en percibir al mercado laboral extremadamente pequeño para albergar tantos candidatos lanzados a la búsqueda. Suelo escuchar las siguientes frases o lugares comunes como: “Hay que ponerse en la fila” “Había tantísimos CV antes que el mío y solo para una vacante” “Es muy difícil insertarse”  “Conozco gente que hace un año está buscando y no encuentra” o bien esta sentencia definitoria “No hay trabajo” 
Estos JUICIOS van mellando la voluntad de los aspirantes sumiéndolos en un quietismo algo molesto y 
estas cuestiones aparentemente externas son funcionales para que el aspirante justifique su frustración.      

“No se puede hacer otra cosa que esperar” “Mirá que lo intenté” “No están dadas las condiciones en el mercado”  “Es triste pero es la verdad”.                                                                                                                       

El final del camino es bien conocido ¡Las penas son de nosotros, las vacantes son ajenas!
Al respecto de esta confusión entre verdad y creencias hablaremos en el próximo punto, pero ahora quiero que nos detengamos en esta sensación común que habita entre los candidatos generando desazón y queja constante, peor aún, anulando acciones que son vitales para lograr el objetivo.


Es un hecho que en algunos mercados el número de candidatos excede largamente la cantidad de vacantes a ocupar pero también lo es, que esas vacantes existen y permanentemente se renuevan abriendo nuevas oportunidades. Consideremos un ejemplo extremo:
 
Proponemos aquí lo siguiente: Dentro de la curva se encuentran quienes están en actividad y en los márgenes los que aspiran y los egresos. Los tres motivos de egresos que se muestran son un hecho constante (La gente suele morirse o bien jubilarse como también aquellos que por performance u otros motivos son despedidos) Colocamos antojadizamente (400) vacantes en un lapso de tiempo que coincide con ese ejercito de reserva que se ubica en el margen izquierdo de (4000) candidatos. Esta ecuación supera en diez al número de puestos ofrecidos. Pues bien, si es un hecho que esas vacantes están, analicemos entonces a los aspirantes, porque de acuerdo a como éstos se muevan, ocuparan las vacantes o no según el caso.                                                                                                             

Para ello vamos a dividir a estos 4000 candidatos en 10 grupos.
Donde sólo los primeros dos grupos obtendrán la mayoría de las vacantes  

Para definir la cantidad estimada por grupo apelaremos a la ley o principio de Pareto mas conocida como la ley del 20/80 que establece o describe un fenómeno estadístico por el que cualquier población se reparte en dos grupos: uno mayoritario y otro minoritario.                                                                                                     

Ejemplos sobran y para ser claros daremos algunos en distintas disciplinas:                                                       

  • El 20% de los territorios contiene el 80% de la biodiversidad.
  • El 20% de nuestros esfuerzos genera el 80% de los resultados.
  • El 20% de los médicos hacen el 80% de las recetas.                                                                                               

En virtud de esto se pueden auditar cuáles y quiénes forman parte de ese 20% que tiene la capacidad de generar el 80%. Si hacemos un Pareto de nuestros 4000  candidatos el 20% de los aspirantes formará parte de los que accederán al 80% de las vacantes mientras que el  80%  solo podrá aspirar al 20% de las vacantes restantes. Ahora ¿Cómo hacer para formar parte de ese selecto grupo del 20% de candidatos que ocuparan el 80% de las vacantes? Más aún ¿Cómo formar parte de ese 10 % del ejemplo que accederá a la totalidad de los puestos ofrecidos? El mercado escuchará cuales son los candidatos que puedan dar cuenta de las necesidades que tiene expresadas en vacantes y resolverá en tal sentido.

Ahora bien, esta resolución será consecuencia de las acciones previas realizadas por los aspirantes a saber:                             

  • Nivel de preparación alcanzado según los requerimientos del puesto
  • Planificación de las entrevistas
  • Gestión de  nuestras emociones en todo el proceso
  • Escucha activa  en la entrevista para conocer la necesidad de nuestro entrevistador y esencialmente
  • Que no conversemos internamente. De seguro, no convendría que sea la anterior sentencia que mencionamos “No hay trabajo”. 

¡Sí lo hay! ¿Y qué importa la cantidad de vacantes ni la calidad y el número de candidatos? Lo verdaderamente importantes es ¿qué me falta para tener la convicción de formar parte del 10% de candidatos/as ingresar?

La comparación aquí ya no es con otro sino conmigo en términos de dónde estoy y dónde quiero estar. Hay trabajo y la buena noticia es que ser parte de ese 10% en gran medida, depende de mí.


Propongo hacernos algunas preguntas para definir el espacio que media entre los que somos y lo que queremos ser


1) ¿En qué ubicación siento que estoy?

2) ¿Formo parte de ese 10% con decididas posibilidades de ingresar? Y  si no es así

3) ¿Qué me falta?

4) ¿Qué acciones debo tomar para  adquirir habilidades, entrenamiento, mejorar el CV, mi red de contactos, etc., para acceder a esa vacante?                                                                                                                         

Una pregunta final

¿Lo deseo realmente? Si la respuesta es “SI” volver a la pregunta 1.             
Al respecto hay etapas ordenadoras para guiarnos exitosamente en este proceso y en futuras publicaciones
desarrollaremos las tres etapas de la entrevista y cuáles son los puntos a tener en cuenta y las habilidades
necesarias para este momento decisivo.


Afirmación versus Opinión


Lo anunciábamos en el punto anterior y es vital cerrar este artículo con lo que considero es la 3ra Clave a distinguir:  Si creo “no poder” y  lo declaro como verdad, así será y restará ver como no podré el resto de mis días cualquiera sea la empresa. “La verdad clausura la búsqueda e inmoviliza al buscador” sentencia Sigfrid Van Schalummen.                                                                                                                                              

Ahora, ¿qué podemos definir como afirmación y que como opinión? Comencemos por encontrar una definición para cada término.
Asumimos como Afirmación todas aquellas descripciones de lo que observamos y que son pasibles de ser verdaderas o falsas. Regresemos a los ejemplos que clarifican: “José mide 1,70mts” o bien “Estamos en invierno”. Bastará medir a José o tomar el calendario para saber si tales aseveraciones son verdaderas o refutarlas por falsas. Las afirmaciones son descripciones de lo que vemos a validar

La Opinión en cambio, vive en quién la formula. Permanentemente hacemos juicios de todo y todo el tiempo. Estas interpretaciones de que o quienes nos rodean nos permiten precisar que definimos como bello, como cruel, como importante o despreciable: “José es alto” o “Es un invierno caluroso” ya no son descripciones de lo observado sino juicios u opiniones absolutamente nuestras del mundo que nos rodea, por eso decimos que viven en quién la formula y que podrán ser fundadas o infundadas pero jamás verdaderas o falsas.                                                                                                                                                       

¡El viernes es el mejor día de la semana! Frente a mi opinión habrá tantas como individuos habitan en el planeta pero ninguna será más cierta que la otra. Ya no hablamos de lo observado sino del observador.  Este  nuevo desplazamiento nos vuelve a colocar en el centro de las decisiones.  
Si acaso digo  “toda la gente de esa ciudad es deshonesta” ¿de quién habla esa frase, de la gente de esa ciudad o de MI? Cuando la opinión se confunde y colapsa con la verdad,  las fronteras se evanescen sometiéndonos a una inacción dolorosa pero sumamente frecuente entre nosotros. Desde el Martín Fierro hasta los dichos populares afirman con convicción una condena que podría evitarse distinguiendo entre Afirmaciones y Juicios 
 

• El que nace barrigón es al ñudo que lo fajen 
• El que nace para pito no llega a corneta
• El que nace para maceta del balcón no pasa
• Soy Vasco …Cabeza dura

¡Y así vamos por la vida con la carga de ser vascos cabezas duras o no llegar a corneta simplemente porque es al ñudo que nos fajen y  la verdad es la verdad y no se toca ni cuestiona aunque nos cueste lágrimas y sufrimientos!
 

• “Insertarse laboralmente es dificilísimo” 
• “No hay trabajo”  
• “No sirvo para esto”   

Juicios, opiniones. Conversaciones internas que habitualmente escuchamos entre los aspirantes que son asumidas como verdades y que tantas veces ANULAN las oportunidades diseñando una “realidad” que creemos padecer pero de la cual somos arquitectos sin darnos cuenta.

¡Si cambia nuestra  interpretación cambia nuestro mundo! 
Cuantas veces percibimos que lo que nos angustiaba AYER ya no tiene tanta relevancia AHORA.

“Me cayó la ficha” solemos decir. Hagamos la pregunta entonces: ¿Qué fichas deben caer para lograr lo que te propusiste? 


Si efectivamente deseamos con ganas abrazadoras insertarnos en el mercado laboral, tocar el violín o conocer Tombuctú ¿no sería mejor cambiar la interpretación entendiendo que no hay verdades sino opiniones que abren o cierran puertas? Cuánto más posibilitador sería conversarnos ¿que nos falta para acceder a esas vacantes?
“No es que no sirva para esto, simplemente me falta entrenamiento”
“Hay trabajo y para conseguirlo necesito mejorar mi  CV y mi red de contactos”
¡No está mal ni bien suscribir a una u otra interpretación, tal vez, deberíamos pensar que tan bien o mal nos hace conversarnos que NO SE PUEDE y  si nos ayuda en definitiva para convertir los sueños en realidad para transitar con más sosiego este minuto, esta vida!


Por Gustavo Gómez                                                                                                                             

Gustavo Gómez es Coach Ontológico y docente de coaching y Agente de propaganda médica. Si quieres cursar con Gustavo, haz clic aquí

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